ACERO, del latín tardío ACIARIUM íd., derivado de ACIESfilo’.

1.ª doc.: Berceo.

Documentada ya en glosarios muy antiguos (RDR II, 181) esta palabra latina sustituyó el helenismo chalybs desde principio de la Edad Media, y ha dejado descendientes en todos los romances de Occidente (it. acciaio, fr., oc. acier, cat. acer, cer, port. ant. aceiro, mod. aço; cf. también el vco. altzairu, kaltzairu, -aidu). Sería primitivamente adjetivo, ferrum aciarium: ferro azero en Castilla aparece todavía en escritura latina del S. X (Cuervo, Obr. Inéd., 394). En la Edad Media tenía z sonora (APal., 5b, 83b). Aceros ast. ‘limadura de hierro que toman las mujeres como remedio contra la opilación’ (V), remedio que también está bien documentado en la literatura castellana del Siglo de Oro, vid. D. Alonso, Poesía Española, 1962, p. 352 y La Dorotea de L. de Vega, ed. de Morby, 1968, pág. 290.

DERIV.

Acerar, acerado [1545-49]. Enacerar.