ABELMOSCO, del ár. Ʌabb al-músk ‘grano de almizcle’, por el olor que despide el abelmosco.
1.ª doc.: 1867.
Como es palabra muy reciente en español, es probable que no se tomara directamente del árabe, sino a través del francés, como supone Dozy, Gloss. 31, o quizá más bien del lat. botánico abelmoschus (ya Linneo), ya que en la Península la única forma arábiga para ‘almizcle’ que ha dejado descendientes no es músk, sino mísk; el fr. abelmosc falta en los diccionarios corrientes y sólo lo hallo en Devic.