ÑOÑO, voz de creación expresiva; al parecer significó primero ‘chocho, caduco’, y debió de salir del lat. vg. NONNUS, NONNA, ‘anciano cuidador de niños’, ‘abuelo, -a’, de donde ‘viejo decrépito’; la forma primitiva *noño pasaría a ñoño por dilación consonántica.

1.ª doc.: Aut.

La definición que ahí se da es «caduco o chocho: dícese de los viejos, como quien dice vuelto a la edad de los niños; por corrupción de esta voz». No tenemos en fuentes anteriores comprobación de esta definición, mantenida por la Academia por lo menos hasta 1843. No está claro el sentido de ñonio y ñonia en Torres Naharro (Cej. VI, p. 382). Terr. agrega a «caduco, chocho», los equivalentes «lelo, insulso»; la Acad., ya en 1884, explicaba «dícese de la persona sumamente apocada o delicada, quejumbrosa y asustadiza»; en su última edición, o quizá ya en la anterior, cambió las cinco últimas palabras por «y de corto ingenio», y agregó una 2.ª ac. «dicho de las cosas, soso, de poca sustancia». Éstas son, en efecto, las acs. usuales en el habla actual, y a ellas corresponden los ejs. que aduce Pagés de Bretón de los Herreros, Pereda, Mnz. Pelayo y Pardo Bazán. En cuanto al sentido «caduco, chocho», lo da actualmente la Acad. como anticuado. No sería absurdo desconfiar de la existencia de la ac. de Aut., en vista de su inoportuna explicación seudo-etimológica. Pero seguramente sería desconfianza excesiva, pues al menos la definición de 1884 corresponde exactamente a este pasaje de Moratín: «F. López causó el sentimiento de que su papel del demandadero no fuese más largo; porque en él pintó con excelencia un viejecillo tan pusilánime, inepto, encogido, frío, memo y ñoño, como el autor le imaginó» (cita de Ruiz Morcuende). Aunque Malaret asegura que en la Arg., Chile y Bolivia (ahí según Muñoz Reyes) se conserva la ac. ‘viejo, chocho’, habrá que tomarlo a beneficio de inventario, puesto que no figura en Bayo, Garzón, Segovia ni Román; sólo Echeverría Reyes trae ñoñería ‘chochez’, pero no siempre es autor bien informado. De todos modos, quedamos bastante cerca de la idea de ‘viejo aniñado’ con la ac. ‘mimado’ que tiene el vocablo en Sto. Domingo y Puerto Rico (Hz. Ureña, BDHA V, 218; Malaret). En Cuba y en otras partes coexiste ñoño con ñongo «el individuo excesivamente ñoño, insustancial, tonto, guanajo» (Ca. 23); en Costa Rica y Nicaragua noneco ‘tonto, babieca’ (Cuervo, Disq. 1950, 378n.).

En definitiva, no me parece se puedan poner serias objeciones a la etimología de Diez (Wb. 225), aceptada por M-L. (REW 5817.3) y Baist (GGr. I, § 41), que iguala ñoño con el lat. tardío NONNUS, NONNA, ‘anciano cuidador de niños’, ‘monje, monja’ (S. Jerónimo; CGL V, 414.7; Regla de los Benedictinos; ALLG XIII, 156), it. nonno, nonna, ‘abuelo’, logud. nonnu ‘padrino’, Calabria, Basilicata y Pulla nunnu íd. (Rohlfs, Rom. Helvética IV, 70), vocablo cuya área llega muy cerca de Castilla, pues no sólo se emplea nuno o nonno ‘abuela’ en los dialectos valdenses (ZRPh. L, 462; LIV, 503), dònno «aïeule» en la Haute-Ubaye (Hautes-Alpes) y nono en la Auvernia (Mistral), sino que todavía he oído muchas veces nona ‘abuela’ a los viejos del Valle de Arán, aunque la palabra está hoy casi anticuada allí y olvidada ya en los demás dialectos gascones, menos arcaizantes; de todos modos, en bearnés se mantiene una ac. traslaticia semejante a la castellana: noune «personne indolente, nonchalante, endormie; dévote» (Palay)1, NONNUS, -A, era formación hipocorística del lenguaje infantil, y por lo tanto se comprende que su sentido oscilara entre ‘niñera’, ‘abuela’ y en general ‘persona respetable’ (> ‘monja’); abundan los paralelos de otros idiomas: gr. mod. νοννóς, -ά, ‘padrino, madrina’ (Pernot, KJRPh. IV, 351); muchas veces con otro vocalismo: aran. nene, como expresión de respeto dirigida a un viejo, gr. νέννα, νίννα, νάννα ‘tía’, ruso njánja ‘niñera’, ‘hermana de mayor edad’, y demás citados por Walde-H., s. v. nonnus; en el Ecuador ñuño, -u, ‘nodriza’, que pasa por ser de origen quichua, en Chile y todo el Norte argentino ñaña ‘hermana mayor’, ‘interpelación dirigida a la hermana’2, al cual se atribuye el mismo origen, y bien puede ser que corra en quichua y aun sea antiguo en este idioma, sin que ello constituya prueba decisiva de que no se formó también en castellano (comp. la observación relativa a TATA, etc.); según la Acad., ñaña es también ‘hermana mayor’ en Chile, ñaño ‘unido por amistad íntima’ en el Perú, ‘consentido, mimado’ en Colombia; Cej. IV, § 46. Finalmente, no olvidemos el cast. nana, que ya aparece una vez en Berceo, en el sentido de ‘esposa’ (seguramente ‘esposa de edad’): «dezid que lis faredes viduas a las nanas» (Duelo 174)3; de ahí el ant. nana ‘mujer casada, madre’ que la Acad. da como antiguo ya en 1817, y que según ediciones posteriores significa familiarmente ‘abuela’ (bien conocido, al menos en la expresión el año de la nana o de la nanita), en algunas partes ‘canto con que se arrulla a los niños’, y en Méjico ‘niñera’ y ‘nodriza’; en este sentido mejicano y eslavo, no fué ajeno al catalán arcaico sept. pues las Vidas Rosell. llaman la sua nana a la cierva que da su leche a San Egidio en una cueva del desierto (ms. P 192r1 = nutricem VorAgine 583. 12) p. 103 bis. Recuérdese finalmente que ñoña en Chile y Andalucía ha tomado el sentido de ‘excremento’4 (BRAE VII, 617) y que el cat. nyonya es ‘sopor, adormecimiento (en particular el causado por el tiempo nublado o caluroso)’5. No hay por qué ampliar más estos datos, lo que sería muy fácil.

DERIV.

Ñoñería [Pérez Galdós, en Pagés; Ca. 23]. Ñoñez [Ant. de Balbuena en Pagés]. Ñoñear ‘hacer ñoñerías’, cub. (Ca. 23).

1 Nona ‘abuela’, que Garzón recoge como propio de S. Juan (Arg.), es italianismo sin interés; se emplea más o menos en toda la Arg., pero sólo en familias italianas, aunque en algún caso suelto pueda salir de estos límites. Lo mismo se debe creer del Estado venezolano de Mérida, donde registró la misma expresión Alvarado.―

2 Cuervo, Disq. 1950, 297; O. di Lullo, Canc. de Santiago del Estero, p. 351; Carrizo, Canc. de Tucumán, glos.; C. C. Morales de Aparicio, La Prensa, 20-IX-1942; Rogelio Díaz, Toponimia de S. Juan. El masculino ñaño, como interpelación a un indio, en la Quebrada de Humahuaca (extremo Norte argentino), La Nación de B. A., 11-II-1940.―

3 Como observa excelentemente J. L. Pensado (Acta Salmant. n.° 51, 63) la rima obliga a leer ñaña así en Berceo como en Alex. O 1017, y hay ñaña en el Refranero de Correas, ed. 1924, p. 505: con el tratamiento normal de NN; gall. ant. nana ‘madre’ (1284, 1309) (hoy nay por compromiso con may MATREM). Existe también nanay en gallego familiar, y todo esto, claro, sigue siendo inseparable de esta raíz expresiva en sus demás aplicaciones: ruso njanja ‘niñera’, it. nonna ‘abuela’, port. infantil nanar y fazer nana ‘dormir’, gall. íd. nana ‘canto arrullador de los niños’ (Eladio Rdz.), gall. local anainar (según Carré, ‘mimar, acariciar’): «anainar uns amores contristados» (Castelao 238.10 de Os Dons de sempre, a. 1934, que hasta Carré, ed. 1951, no figura en ningún dice), posiblemente mera derivación de nai (si no es de *nanar y nana).―

4 Comp. ast. «ñuños: interj. de desprecio; también en la loc. comi ñuños, negando algo que se pide para comer» (Vigón).―

5 La o cerrada catalana está de acuerdo con la falta de diptongación en castellano, mientras que el it. nònna y el aran. nòna suponen o abierta; pero es sabido que estas divergencias son frecuentes en las voces expresivas.